Sentado en una colina, Inaxio llora la muerte de su esposa a través de un bertso. Su nieto Ekaitz parece haber sido invocado por su canto y regresa al caserío para cuidar de su abuelo y de los animales que les proporcionan alimento y compañía. Ambos, con diferentes visiones del entorno, volverán a unirse y afrontarán juntos las complicaciones del futuro.

LOS CABALLOS MUEREN AL AMANECER
Cuando la directora de la película ocupa la casa de los difuntos hermanos García, descubre que sus vidas permanecen latentes en los objetos que dejaron atrás.