El sorprendente documental de creación de Arjun Talwar y Bigna Tomschin se caracteriza por una atrayente melancolía.
Para su primer largometraje, A Donkey Called Geronimo, el director indio-americano Arjun Talwar (que estudió en la Escuela Nacional de Cine de Lodz) y la realizadora germano-suiza Bigna Tomschin (graduada en Dirección de Cine por la Universidad de las Artes de Zúrich) decidieron unir fuerzas. Tras presentar el documental en el DOK Leipzig, participó en el Festival Visions du réel.
A Donkey Called Geronimo juega hábilmente con la percepción de la realidad como algo unívoco e inmutable. En el misterioso mundo creado por Talwar y Tomschin, la realidad es múltiple y polifacética; una culminación de mitos, leyendas y un modo de vida nostálgico.
La cinta se centra en la historia de un grupo de marineros que deciden mudarse a una isla desierta perdida en el mar Báltico, en busca de una libertad que no tenga más límites que los que marque la propia naturaleza.
Superados por la belleza de una tierra que es para ellos una especie de paraíso perdido, no se dan cuenta de que su sueño se está convirtiendo poco a poco en una pesadilla. Cuando por fin aceptan su fracaso, vuelven a tierra firme y en una forma de vivir que ya no les aporta nada.
Les resulta difícil, si no imposible, dar significado a un modo de vida que ahora sienten como una prisión; les resulta abrumadora reflexionar en torno a un sueño que se les ha escapado de las manos. El nuevo hogar de estos lobos de mar es un barco viejo en el puerto de un pueblo que parece haber perdido su alma. Por la noche, se reúnen en el muelle para beber cerveza y hablar sobre una isla que ya no existe; un universo remoto en el que la belleza y la libertad van de la mano.
La isla de la que hablan no sale directamente en pantalla hasta el final de la película, e incluso entonces, aparece muy brevemente. El espectador sólo puede imaginar a través de los recuerdos de este grupo de marineros idealistas.
El pasado, y la «verdad» que hay detrás de una aventura que pensaban que duraría para siempre, se transmite a través de las voces, las historias y la melancolía de estos hombres (así como una mujer misteriosa a bordo de un velero) que parecen haber vivido mil vidas.
Los rostros maravillosamente arrugados y experimentados de sus protagonistas, suelen filmar muy de cerca, y aumentan el carácter enigmático de la historia, que no para de adquirir nuevas facetas. Poco a poco, pieza a pieza, la realidad de un pasado hasta ahora inaccesible para el público toma forma a través del medio de cine, como para recordarnos que la realidad no es sino la culminación de innumerables subjetividades.
Los marineros están como embrujados por las promesas que la isla parece haberlos hecho. Incapaces de olvidar su perfume embriagador, es como si deambular por una rutina a la que ya no pueden dar sentido. Conseguirán liberar de un pasado que se basa exclusivamente en sus recuerdos?
A este respecto, el documental de Arjuna Talwar y Bigna Tomschin es una especie de thriller, ya que los protagonistas se sienten acechados por un peligro permanente.
Las personas se convierten en personajes y la realidad, en ficción, en una sucesión de escenas que se trasladan desde el banal hasta la sublimidad cinematográfica. En suma, A Donkey Called Geronimo es un documental que transforma la imperfección y la diversidad en una belleza grande y majestuosa.
A Donkey Called Geronimo es una producción de Lo-Fi Films (Arjun Talwar y Bigna Tomschin), que se encarga además de las ventas internacionales.